Texto

Segunda migración importante a la República Argentina 1840-1890

Primera parte:
 
La segunda parte del siglo XIX significaría para el país la consolidación de las actividades rurales hasta convertirse en puntal de su economía.
Las grandes extensiones de tierra sin ser explotadas le dieron al inmigrante vasco la posibilidad de concretar anhelos que su patria no le permitía por cuestiones legales y por la extrechez del territorio. Rápidamente sobresalió por su capacidad para la cría de ovejas (trabajaba al tercio de la reproducción trianual) la fabricación del ladrillo (más grande que ladrillo e' vasco fue el axioma que por décadas lo definió) y en la industria lechera, entre la decena de tareas rurales que impuso. Se destacó también en una actividad desconocida para el gaucho: la profesión de alambrador (era tal su destreza y coraje que alambró campos en el límite mismo donde los indios imponían condiciones, sin soslayar por supuesto que se trataba de los dueños de esa tierra)
Desde Euskadi llegaron al país vascos de las tres capas sociales y aquí radicados, rápidamente se insertaron tanto en la vida política como en la sociedad y el campo. De tal modo, entre las tercera y cuarta década del siglo que narramos, en busca de paz y futuro alejados de guerras entre dos estados colindantes, alrededor del 70 % de la población migratoria hizo sus maletas rumbo a América y de aquel notable guarismo, más sorprendente resultará saber que la inmensa mayoría puso pie en el puerto de Buenos Aires.

El resto de la inmigración se repartiría entre Chile y Uruguay, aunque hacia finales del siglo XIX y principios del XX, otro fortísimo contingente de vascos perteneciente a la región del Hegoalde haría la veces de prólogo para la diáspora provocada por un criminal sin condena como lo fuera el dictador fascista Francisco Franco.
Como ya quedara expresado, la clase pudiente vasca radicaca en la Argentina, con capitales propios y multiplicados al paso de los años, se tornó en poderosa e influyente en la vida socio-política del país. Sin embargo, lo extraordinario está relacionado con la clase media-baja arribada al puerto de Buenos Aires sin más pertenencias que un par de valijas y muchas  veces sin  documentos  que acreditaban su identidad, munidos de una innata virtud: adaptarse a un medio ambiente que ya conocía, pero agigantado en hectáreas de campo sin excplotar .
Fiel a su esencia, aun en tierras extrañas, el hombre vasco honrará los cuatro principios fundamentales de su existencia:

1- Apellido
2- Familia
3- Palabra
4- Considerará suya la tierra que pisó para construir su casa

El hombre vasco  llegaba generalmente ayudado por las agencias de viaje (26 en total hacia el año 1870) que partiendo de los puertos de Baiona y Burdeos prefirieron durante muchísimos años transportar migrantes y no mercancía. Captaban la atención del vasco mediante un ardid que mucho resultado les dio: en las puertas de las iglesias de cada poblado mostraban a un "indiano" que se había "enriquecido" en América, tentando al campesino a hacer sus maletas y embarcarse a la aventura. La sola idea de convertirse en ETXECOJAUN (SEÑOR DE LA CASA) aun fuera de su caserío convertía en factible el sueño de prosperidad.
Si cierto resultará que no a todos los vascos le iría de maravillas en la República Argentina, a la inmensa mayoría le resultaría la patria definitiva al punto que en la suma de actividades desarrolladas, políticas, educativas,industriales y comerciales y agropecuarias, entre tantas otras, se ha llegado a la conclusión que se trata este país de un Euskadi agigantado en dimensiones geográfiicas y demográficas.

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