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La Diaspora del Gobierno Vasco tras La Guerra Civil. Prof. Luis Lúquez

EL PROBLEMA DE LA OBEDIENCIA VASCA

En la primavera del año 1939 comenzaba a gestarse una nueva crisis en el seno de las fuerzas políticas que conformaban el Gobierno Vasco que pondría a prueba la estrategia de unidad, defendida por el lehendakari José A. Agirre desde 1936. Al mismo tiempo, los argumentos que formaron parte de la crisis nacional vasca no pueden desligarse del estado de división y enfrentamiento que existía en el gobierno republicano, incluso, antes que finalizara la guerra civil.
A raíz de las interminables divergencias que hacían imposible la vida política del propio PNV, Agirre considerará conveniente "Ajustar el programa del gobierno de Euskadi a la nueva situación producida por la guerra, conjugándola con los avances del espíritu nacional entre los vascos". En el mismo sentido, se dirigirá a todos los partidos que contaban con representación en el Gobierno, a excepción del PCE y como era de esperar, la primera respuesta provino del PNV:
"El Partido Nacionalista Vasco entiende que el Gobierno de Euskadi ha cumplido con lo que ha dado en llamarse "Primera Fase" de su cometido, que abarca el período comprendido por la guerra y el subsiguiente inmediato. El PNV con aquellas organizaciones políticas que se ajusten al principio de nacionalidad vasca y de todos aquellos derechos que del reconocimiento de la misma se derivan. Sostiene los principios de libertad y democracia vascas tradicionales y exige que esta declaración sea también manifestada como una clara definición de posiciones de lado de los países democráticos, condenando enérgicamente los totalitarismos agresores.

Al mismo tiempo, el PNV entiende que para mejor compenetración de los distintos elementos que han de constituir el Gobierno en el nuevo período político, debe aconsejar que la formación del mismo sea en base a aquellos mismos dirigentes que actuaron durante la Guerra de Euskadi para que la continuidad en la conducta y en la gestión no sufra detrimento.
Por último, el PNV está dispuesto a examinar todas aquellas cuestiones de detalle que, con motivo de estas conversaciones, pudieran presentarse"

La respuesta (propuesta) del PNV fue aceptada casi inmediatamente por ANV e Izquierda Republicana. Pero, los problemas iban a surgir por parte de los socialistas, divididos en torno a la cuestión planteada y sobretodo, presionados por el Comité Nacional del PSOE. También, a raíz de un pedido de explicaciones que le hiciera el Comité Central Socialista de Euskadi (CCSE), el propio Agirre contestará a través de un documento que contenía siete puntos:

1- El pedido del PNV responde a la realidad política de Euskadi. Todas las informaciones llegadas del interior de nuestra patria reflejan un acrecentamiento del espíritu nacional vasco. Los vascos transitamos sin retorno el camino del nacionalismo vasco.

2- Responde a la realidad del exterior, donde lo NACIONAL VASCO es lo único existente.

3- Han desaparecido la República y sus instituciones.

4- Todos los partidos españoles aparecen divididos sin que escape ninguno.

5- El único caso de prestigio conocido es el del pueblo vasco

6- El PNV tiene la total seguridad que una nota redactada por los socialistas vascos debió estar concebida en términos mucho más vascos, con pura impronta vasca.

7- La propuesta del PNV no pretende otra cosa que los problemas vascos sean resueltos por los vascos, sin que ningún otro criterio pueda modificar su glorioso camino hacia la independencia soñada.

Tamaña respuesta del Lehendakari no cayó en saco roto, aunque la respuesta de los socialistas quedaría en suspenso durante algunos meses. Haciendo un poco de historia, digamos que el organismo socialista vasco había sido creado antes de la guerra como consecuencia de la fusión de los partidos socialistas de Bizkaia y Gipuzkoa, bjo la presión del partido central de España para que el PSOE hiciera pie en Euskadi.

A duras penas se había evitado la creación de un Partido Socialista de Euskadi, meses atrás.

La cuestión de la obediencia vasca resurgiría en los últimos días de 1939 a raíz de una serie de intervenciones desafortunadas de Miguel Abilibia y Terésforo Monzón durante dos comidas realizadas en la población de Guetaria, donde acusaron de "extrema docilidad" de sus tres consejeros (Gracia, Aznar, y Toyos) respecto de la verticalidad que imponía el PNV, ya convertido en el Gobierno Vasco que actuaría en el exilio.

Las divisiones entre los propios partidos políticos vascos se convertirían en saga interminable de desencuentros, facilitando que la opinión pública extranjera atacara con rudeza la pretendida unidad vasca.

 

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