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EL CASERÍO VASCO I - INGENIERO FEDERICO INCHAUSPE

LOS COSTOS DE CONSTRUIR UN CASERÍO: La construcción de un caserío de comienzos del siglo XVI que pudiera considerarse importante equivalía a la compra de doce bueyes de tiro. Un tercio del presupuesto se pagaba antes de comenzar la obra y otro tanto cuando se colocaba el tejado, aunque el último plazo, que debía efectivizarse al finalizar la construcción, casi siempre se retrasaba y se terminaba de pagar mucho tiempo después a través de pequeñas pagas, en cantidades de granos, otra parte en dinero, incluso con animales de granja o cargas de leña.

La cantidad final exigida era elevada y el proceso de construcción resultaba enormemente trabajoso, tanto que podía durar hasta dos años y medio. Había que talar y arrastrar árboles gigantescos, reducirlos a piezas de distintas medidas, tallarlas y ensamblarlas a diferentes alturas, izándolas a fuerza de brazos y de rudimentarias poleas tiradas por bueyes. Era necesario, al mismo tiempo, arrancar piedras de la cantera a golpe de mazas y palanquetas, labrarlas luego con el picón, transportarlas en carros y cementarlas con arena y cal, pero previamente era necesario cocerlas al horno con leñas y más cargas de piedra. Si a todo esto se le sumaba la fabricación de seis o siete mil tejas y varios cientos de clavos de hierro forjados a mano, también había que sumarle el esfuerzo humano que significaba unir ordenadamente todos los elementos citados, para tener una visión aproximada del inmenso caudal de energía humana que se invertía para edificar la primera generación de caseríos.

LAS CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL CASERÍO: Su principal característica fue la autosuficiencia. Dentro del caserío estaba la vivienda, la cuadra para el ganado, también el pajar, la zona de taller, el almacén para los alimentos, junto a otros compartimientos de menor importancia. El concepto fundamental radicaba en que el caserío debía tener suficientes elementos como para auto abastecerse.
De manera que el caserío era considerado una herramienta y un escenario permanente de trabajo. En un solo edificio, cerrado y compacto y bajo un mismo techo se criaba el ganado y se almacenaban las cosechas. Además, se producía una gran variedad de objetos de uso doméstico que satisfacían las necesidades básicas de la familia. El caserío se construía en función de un cuerpo prismástico y compacto, con la fachada principal, siempre orientada al mediodía o al saliente, siempre de dos plantas. Cuando la planta era rectangular, la cubierta tenía tendencia a ser de dos aguas, de tejas y con poca pendiente (20° a 30°), con el caballete perpendicular a la fachada y en los caseríos de planta cuadrada que se construían en las alturas era usual ver cubiertas a cuatro aguas, dispersos o formando pequeñas barriadas.

Claro está que en función de su dedicación o especialidad, deberíamos distinguir entre el caserío "aldeano", que centraba su actividad exclusivamente en la ganadería y en el caserío "labriego", cuya principal actividad era la agricultura. El primero dedicaba toda la planta baja a las cuadras, reservando la parte superior para la vivienda, incluida la cocina. En el segundo caso, el caserío ocupaba gran parte de la vivienda en la planta baja, en que se ubicaba, al menos la cocina y algún dormitorio. también existen ciertas diferencias entre los caseríos en función de su localización.

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