EL IMPERIO FRANCO Y SU EXPEDICIÓN BÉLICA EN EL AÑO 541 A LOS TERRISTORIOS BASKONGADOS

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Estos pueblos guerreros invadieron la actual región del Iparralde y se apoderaron del reino de Toulouse a comienzos del siglo VI, del cual dependían todos los territorios galos, incluido los territorios aquitanos. A partir de su radicación en las regiones iparraldekas actuaron basados en el objetivo principal: dominar a los pueblos baskones, porque significaban el mayor escollo para sus ansias de instalarse en la península ibérica.

A propósito de lo antedicho, la Historia de la Humanidad, precisamente, registra una frase de estos imperios conquistadores: "¡DOMUIT FEROCES BASKONES!" (¡Hemos domado a los feroces baskones!). En realidad, se trató de una utopía que abrigaron posteriormente los reyes visigodos, teniendo en cuenta lo acotada de sus conquistas, sobre todo en territorios montañeses. Y con respecto a todo lo que muchísima literatura ha afirmado al paso de los siglos, tanto Martín de Ugalde como el religioso Anastasio Arrinda sostuvieron en sus conclusiones finales que nunca los ejércitos invasores pudieron doblegar a los pueblos baskones.

LOS PUEBLOS BASKONES ENTRE LOS SIGLOS VIII AL X 

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Al principio del siglo VIII, el continente europeo experimentaba importantes transformaciones socio/económicas/militares. Hacia el año 711, un poderoso ejército árabe irrumpió por el sur de la península ibérica al mando del general musulmán TARIC. Este militar estaba al mando de alrededor de 7 000 soldados de origen musulmán, pertenecientes a la etnia "berebere", a los que prontamente se sumaron más de 5 000 legionarios del lejano Tanger. Siempre de acuerdo a los testimonios dejados por los cronicones árabes, la dinastía de Abderramán I y sus invasiones perpetradas sobre la Hispania no contemplaban en sí mismas, la conquista de la península, sino que en un principio lo consideraban el paso obligado y previo en aras del objetivo fundamental que perseguían: ¡APODERARSE DE ROMA Y DESDE ALLÍ, CONQUISTAR TODA EUROPA! 

Sin embargo, la presencia del Imperio franco sobre las fronteras pirenaicas los haría desistir de tamañas ambiciones al paso de las décadas. Según se desprende de los testimonios dejados por el cronista árabe, ALBAR MACHMA, Rodrigo, el rey  visigodo, libraba duros combates contra las tribus baskonas al momento de las invasiones musulmanas desde el sur de la península. Con su huida precipitada, tuvo lugar la desarticulación del reino visigodo de Toledo tras la llegada de los contingentes militares musulmanes.

Al mismo tiempo, el reino franco encontraba los espacios necesarios para reposicionarse dentro de una geografía tan difícil como resultaba ser la pirenaica. Se iniciaba de tal forma una nueva etapa bélica caracterizada por la fractura de aquella unidad baskona ya mencionada. A su tiempo y a su manera, los caudillos baskongados de aquella época comenzaron a tomar conciencia del poderío militar musulmán. De manera que en la región sur del reino de Pamplona comenzaron a dudar entre participar de la monarquía Astur o co-gobernar con la marca superior del Al-Andalus, incluso, hasta convertirse a la religión musulmana, muchos de ellos. Mientras tanto, los caudillos baskones del norte se integraron al Ducado de la Vasconia en el imperio carolingio.