Por ingentes esfuerzos que hayan realizado distintos investigadores en el pasado y nosotros mismos, a través de todas las fuentes a las que hemos tenido acceso, tan sólo desde los cronicones extranjeros y desde documentación cotejada con los Estados invasores, logramos saber sobre la vida y actuación del rey Eneko Aritza en su imperio pamplonés.

Infinidad de noticias sueltas, diversos fragmentos y por qué no, innumerables capítulos incluidos en las grandes obras históricas universales escritas por autores musulmanes, asturianos y francos, nos han servido de mucho para saber sobre las inquietudes y las hazañas logradas por Eneko, sus caudillos incondicionales y su propia gente. Ellos se han constituido en el puente imprescindible e invalorable para que podamos conocer, o al menos, aproximarnos a los sucesos que conformaron las instancias fundacionales de un reino que se convertiría al paso de los siglos en el bastión fundamental de la historia de nuestros antepasados en Europa.

Sin ninguna duda, estamos haciendo referencia a los momentos más extraordinariamente valiosos del mundo basko. Aunque, deberemos aceptar al mismo tiempo que el largo milenio transcurrido que nos separa de nuestros antepasados y su notable gesta libertaria, ha tornado difuso lo que muchos investigadores niegan y otros tantos dan como verdad absoluta. Y en tamaño variopinto pendular, allá fuimos y desde allá venimos, tratando de despejar el espesor de esta niebla histórica, tanto o más espesa que la propia niebla de los desfiladeros de Burgi, por caso.

Sabemos con certeza que durante la época en que las montañas y los desfiladeros de Riglos, Pancorvo junto a los antes mencionados de Burgi significaban el ingreso casi obligado casi obligado a la Euskal Herria bajo medieval, aquellas cobraron máximo valor, puesto que las emboscadas contra todos los invasores se repetían sin solución de continuidad, metro a metro, trecho a trecho, transformándose en el epicentro y característica de la propia historia euska durante siglos.

Siempre apoyándonos en aquellos cronicones árabes, digamos que los caudillos de aquella época defendían sus territorios levantando intrincadas fortalezas, cavando pozos en la irregular naturaleza del suelo, donde los caballos enemigos caían, siempre ayudados por una geografía casi inexpugnable. De acuerdo con los testimonios más creíbles que registró aquella época, el nacimiento del futuro rey ENEKO coincidiría con el lento desmembramiento del Ducado de la Baskonia por parte del Emperador Carlomagno. De tal modo llegaba a su fin el esplendor y poderío de los duques Hunaldo y Waifre, como resultado de la destrucción de la alianza kaskona-akitana, que ya llevaba más de un siglo de sostenimiento.

LOS DOMINIOS TERRITORIALES DE AQUELLA ÉPOCA

FRUELA                   REY DE ASTURIAS                                                PERMANENTE INVASOR DE LOS TERRITORIOS ARABESES

ABDERRAMÁN I     EMIR DE ANDALUCÍA                                            PRETENDIDO INVASOR DE LOS PUEBLOS BASKONES

BANU QASI             FAMILIA GODA CONVERTIDA AL ISLAMISMO     DOMINADORES DE LA REGIÓN DE TUDELA (sur de Iruña)

PIPINO                    FRANCO                                                                 DOMINADOR DE LAS REGIONES DEL NORTE

De acuerdo a más testimonios y documentación escrita dejados por los cronicones árabes, el nacimiento de ENEKO (producido en el año 760, aproximadamente) coincidiría con la organización de un Partido político franco en tierras euskaldunak como tenía como objetivo establecer un régimen de convivencia, atento a los continuos desmanes que provocaban las tribus originarias en las fortificaciones invasoras. En aquellos momentos, el Ducado baskón-akitano ocupaba un extenso territorio que abarcaba las regiones del río Loira y Garona (región akitana) y desde el río Garona hasta el Ebro (región baskona).

En el año 767, los conspiradores germanos asesinaron al duque Waifre y luego invadieron la Akitania, dejando abandonado a su suerte al Ducado de la Baskonia, ya separada de la nación akitana. Y aunque, no existe información abundante al respecto, sí, sabemos que los años siguientes quedaron enmarcados en las luchas permanentes entre los pueblos poseedores naturales de los territorios que peleaban por recuperar el Ducado ante los ejércitos invasores.

Al recorrer palmo a palmo la Historia (vale decir, con el diario del lunes en la mano) observamos errores estratégicos garrafales cometidos por el duque Hunaldo, cuando como pretendiente akitano al trono, le disputara el poder al imperio franco en condiciones bélicas casi inadmisible, teniendo en cuenta el poderío militar de los ejércitos extranjeros. De manera que no fue sorpresiva su derrota al cabo de casi un año de enfrentamientos bélicos.  El gran problema para los pueblos baskones fue la huida del duque Hunaldo, cuando buscara refugio en la Baskonia: al esconder en territorios euskos les daba a los invasores los mejores argumentos  para arremeter contra los dueños de la tierra.